
Liberación:
Ayer, en la oscuridad de una tarde de abril, con el viento sur soplando inclemente, recordándonos como el invierno nunca se va, ese hijo de puta solo descansa un rato; ayer, me cruce con “el flaco”.
Venía de procurar substancias, de golpear el portón de madera alto y torcido, por los cientos de colgados que justamente ensayan el trapecio de la colgadera en el, esperando escapes o re-encuentros violentos, por gramo. La boca del barrio pública y secreta, por nadie desapercibida...Continuar leyendo.
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